Leonor Missrie (Ciudad de México, 1957) es una artista cuya obra pictórica y gráfica se despliega como una práctica de observación profunda, donde el cuerpo, el dibujo, el color y lo percibido se entrelazan para revelar estados de armonía y conexión. Su pintura no busca representar, sino reflejar; no impone, sino que invita a sentir desde lo sensorial y lo interior.
A lo largo de más de tres décadas, Missrie ha desarrollado un lenguaje visual
que parte del movimiento corporal como detonante creativo, y que se manifiesta en composiciones abstractas, gestuales y vibrantes. Su trabajo propone una experiencia perceptiva que vincula al espectador con su entorno y consigo mismo, a través de la contemplación profunda y la resonancia emocional.
Breve reseña formativa
Arquitecta de formación por la Universidad Anáhuac, Missrie complementó su trayectoria artística con estudios en pintura, grabado y dibujo junto a maestros como Luis Nishizawa, Eduardo Cohen, Emilio Said, Fredzia Kessler y Silvia González. Dirigió talleres de grabado, además del propio, entre 1996 y 2002, y ha impartido clases de arte durante más de veinte años, consolidando una práctica pedagógica que acompaña su producción visual.
Su obra ha sido expuesta en espacios como el Museo de Arte de Querétaro, el Palacio de Bellas Artes y el Museo de Arte Moderno de Yucatán entre otros.
En cada muestra, su trabajo se presenta como una invitación a detenerse, a mirar con todos los sentidos, y a reconocerse como parte de un tejido mayor.
Pintar desde la percepción
Para Missrie, el arte es un espejo sensorial. El lienzo se convierte en superficie de reflexión, donde lo que se observa se transforma en trazo, ritmo y pigmento. Su pintura emerge desde el cuerpo en movimiento, y se completa con la mirada del otro, que encuentra en ella un reflejo de su propia naturaleza.
Su obra puede leerse como:
- Abstracción perceptiva: uso de técnicas mixtas que privilegian el gesto espontáneo, el dibujo y la vibración cromática.
- Percepción como puente: formas que evocan lo universal, lo femenino y lo esencial sin recurrir a la literalidad.
- Color como estado emocional: paletas que activan la sensibilidad y expanden la conciencia visual.
- Cuerpo como origen: el movimiento físico como inicio del proceso creativo, en comunión con el entorno.
Relevancia en la pintura contemporánea
Leonor Missrie ha construido una obra que se sitúa en el cruce entre lo matérico y lo espiritual, entre lo técnico y lo intuitivo. Su trabajo permite comprender:
- La pintura como experiencia sensorial y emocional.
- La relación entre cuerpo, percepción y creación artística.
- La posibilidad de una estética que no representa, sino que refleja.
- El arte como espacio de conexión, sensibilidad y expansión interior.
Su obra nos recuerda que mirar es también reconocerse, que el dibujo y el color puede ser una forma de presencia, y que el arte tiene la capacidad de abrir espacios donde la sensibilidad se vuelve lenguaje.